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La Naturaleza en tus manos

La Naturaleza en tus manos

Hay algo importante que me gustaría compartir contigo.

Me toca ponerme un poco solemne para hablar de lo que considero el pilar fundamental sobre el que se asienta la osadía en la que todos, en algún momento, incurrimos a la hora de elegir a otro ser vivo como mascota.

Contacto con la naturaleza

Pretendo fundamentar, de alguna manera y si es que es posible, el derecho que todo ser humano, “Amo”, se otorga a sí mismo, al ejercer algún tipo de dominación sobre cualquier otro ser vivo, “Amado”. Quizás suena un poco violento eso de “dominación”, pero también quizás lo sea. El principal objetivo de la relación que se establece con nuestra mascota, es el de disponer de los encantos de la vida natural en tu propia vida, independiente de si mi vida es o no, el mismo lugar de origen que el de nuestra mascota.

Para entender a que me refiero os invito a reflexionar este hecho desde esta perspectiva…

Nos valemos de la belleza que la naturaleza nos brinda, en multitud de formatos y modalidades para decorar, acompañar y ambientar nuestro hogar, nuestro entorno y nuestra vida. El porqué es sabido desde antiguo por las tradiciones espirituales, por la medicina, por la filosofía y por todas esas personas que han estado, en algún momento de su vida en contacto directo con la vida natural.

El contacto con la naturaleza ayuda a sanar al organismo, equilibra los pensamientos desajustados en la mente, armoniza la emociones y favorece la conexión con el alma, con nuestra esencia más sutil, con aquello de lo que estamos hechos y de lo que formamos parte.

Por lo general, todos hemos sabido disfrutar del contacto con la naturaleza de alguna manera, ahora bien, es importante señalar que a pesar de este ofrecimiento de disfrute gratuito, no siempre atendemos de forma consciente al impacto que de ello deriva. En ocasiones no conocemos el resultado de nuestras propias acciones u omisiones.

Toca atender, toca revisar el grado de implicación que hemos asumido con los elementos vivos que forman parte de nuestro entorno, de nuestro único hogar y de los que, en muchos casos, consideramos por derecho propio, miembros de nuestra propia familia.

Filosofía Kayto

El nivel abraza árboles ya lo superé hace años, ahora voy a dar un salto y voy a pretender algo más útil, más necesario y más urgente, sea dicho de paso. Voy a soltar un poco ya la seriedad inicial para poner sobre la mesa con este texto, algo que únicamente pretende hacer resonar alguna campanita ahí dentro, en esa conciencia tuya a la que siempre atiendes y que te permite mejorar como persona con cada nuevo conocimiento que anida en ti, con cada aprendizaje que permite a tu ser alcanzar cada vez más coherencia entre aquello que sientes, piensas, dices y finalmente haces.

Puestos a poner nuestro granito de arena en este proceso de cambio, de evolución, os diré que para mí la misión de la humanidad para con su entorno, no debería estar tan enfocada en buscar culpables, si no en crear cada vez más personas responsables.

La mejor forma que se me ocurre de trasladarte mi forma de entenderlo, es atender a algo tan sencillo como importante, porque si ambos estamos de acuerdo en esto, tenemos mucho camino recorrido.

Nuestra intención es siempre la de hacer las cosas lo mejor que sabemos, ¿verdad?, bien, pues en ese caso estamos hablando de lo mismo y yo estoy en disposición de compartir contigo mi particular visión sobre este hábito tan extendido que es tener una mascota viva.

Responsabilidad es un concepto y como tal tiene varios significados según el contexto, pero en lo relativo a este tema que nos ocupa, la responsabilidad solamente es asumible por el individuo, cuando este es consciente de la consecuencia del impacto de su acción o de su no acción. Somos responsables de aquello que teniendo el conocimiento de su consecuencia, aplicamos o no, en nuestras vidas y en las del resto de seres de este mundo.

La humanidad está inmersa en una inconsciente devastación de su entorno, en muy poco tiempo ha ejercido en todo el planeta una presión insostenible a base de agotar los recursos naturales. Sin embargo, todo el desarrollo tecnológico, social, económico y moral que de esa explotación ha derivado, puede ser el principal motor de cambio, ya que ahora podemos aprehender todo ese conocimiento y empezar a ser conscientes de la implacable consecuencia del impacto de nuestras acciones, para que de ahí surja por si sola nuestra responsabilidad individual y colectiva.

¿Cómo aplica todo esto a nuestras mascotas?

Pues bien, si has decidido o ya tienes contigo desde hace tiempo a otro ser vivo como animal o planta de compañía, quizás sea importante tener en cuenta una implicación activa y consciente en sus cuidados y atención. Implicación a la hora de conocer su origen, las condiciones ambientales que necesita y la naturaleza intrínseca que define a cada ser vivo y sus necesidades inherentes. Si esa implicación ya ha surgido de ti, ya estás poniendo a su disposición, todo lo que esté en tu mano, para permitir que se exprese sana y felizmente.

¿Y cuál es la consecuencia de este amor compartido? Aparecerán señales inequívocas que nos anuncian que todo está correcto. De repente surgen con esplendor conductas como la que unos pájaros manifiestan al anidar en tu presencia. Aparece la excelencia con la que una planta decide expresarse al florecer contigo. Se apodera de toda la casa la alegría con la que un perro nos recibe al llegar y lo mejor de todo, es que disfrutar de todos esos regalos, de todos y cada uno de estos privilegios, depende únicamente de ti.

Gracias por leer hasta aquí y ojalá que algo se haya movido en ti al leer este manifiesto, porque ese es el principal propósito por el que Kayto está, por el que Kayto es.

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